Costumbres decorativas
En la decoración victoriana, era común que las superficies estuvieran abarrotadas de objetos que reflejaban las aspiraciones de sus propietarios. El papel tapiz estampado con flores, pájaros o animales era especialmente popular, y la combinación de tonos apagados y suaves con colores brillantes y vibrantes añadía contraste y dinamismo a los espacios.
Materiales como el damasco, el chintz y el terciopelo se mezclaban con otros diseños, mientras que las telas de encaje eran las favoritas para la mantelería. Además, múltiples lámparas de estilo Tiffany solían iluminar las áreas comunes, aportando un toque de elegancia.
Sin duda, el salón era uno de los espacios más importantes del hogar, ya que en él se exhibían los atributos y el estatus de los propietarios.
Sinónimo de riqueza
La era victoriana reflejaba la riqueza de los propietarios a través de la decoración de sus hogares. Los muebles exóticos y las lujosas telas en salones y comedores eran prueba de ello.
Grandes alfombras, espejos ornamentados, porcelana fina, cristalería elegante, cortinas pesadas y adornos llamativos sobre pisos de parquet contribuían a esta estética opulenta. Además, las plantas eran un elemento esencial en la decoración, mientras que los animales disecados, exhibidos bajo vidrio, añadían un toque distintivo y peculiar.
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