jueves, 27 de febrero de 2025

Costumbres

Costumbres de luto 

En tiempos pasados, era común que las familias llevaran a cabo rituales complejos y significativos para honrar la memoria de sus seres queridos fallecidos. Estos actos eran una forma de mostrar respeto y cariño por el difunto, así como de asegurar su descanso eterno. Entre las tradiciones más frecuentes se encontraba el uso de vestimenta de luto, que simbolizaba el dolor y la pérdida. Además, muchos optaban por realizar funerales opulentos y costosos, como una manera de reflejar el estatus social de la familia y la importancia del fallecido en la comunidad. Durante este período de duelo, también era común restringir las actividades sociales, evitando la participación en celebraciones o eventos festivos, como un signo de respeto hacia el luto. Finalmente, muchas familias erigían monumentos funerarios ornamentados, tales como esculturas, lápidas elaboradas o incluso mausoleos, como un homenaje tangible que perdurara a lo largo del tiempo. Estos rituales no solo servían para recordar a los muertos, sino también para afirmar la identidad y el linaje de la familia.

Además, había otros rituales a cumplir como:
  • Todos los miembros del hogar (también los sirvientes) adoptaban el luto.
  • Las cortinas se cerraban.
  • Los relojes se detenían al momento del fallecimiento.
  • Las carrozas y los caballos eran adornados con plumas de avestruz negras.
  • A veces se contrataba a gente que caminara en el cortejo fúnebre. 

La ropa de luto representaba una manifestación externa de los sentimientos más profundos de la familia. En una sociedad donde el escándalo y el ostracismo social eran temidos con gran intensidad, adherirse estrictamente a estas normas no era solo una costumbre, sino una imposición inevitable. La observancia rigurosa de estas tradiciones servía como un medio para preservar el honor familiar y evitar cualquier reproche por parte de la comunidad.

Las normas sobre quién debía usar qué y durante cuánto tiempo eran extremadamente complejas, y se detallaban en revistas populares o manuales domésticos como The Queen y Cassell. Estos textos proporcionaban extensas instrucciones sobre la etiqueta del luto, especialmente relevantes con el ascenso de nuevos ricos y la creciente burguesía, que necesitaban saber cómo comportarse y qué reglas seguir para integrarse adecuadamente en la sociedad.

¿Y qué indicaban estos manuales? En primer lugar, especificaban que la ropa de luto más profundo debía ser de color negro, simbolizando la oscuridad espiritual de la pérdida. Además, detallaban el tipo de materiales que debían utilizarse para confeccionar estas prendas.

Por ejemplo, se recomendaba el uso de seda de paramatta no reflectante o bombazine, un tejido originalmente hecho de seda o seda y lana, pero que con el tiempo también se confeccionaba de algodón y lana o únicamente de lana, debido a su menor costo.

Los vestidos de luto solían adornarse con crepé, un tejido de textura granular y arrugada, que se obtenía mediante el entrelazado de hilos o el uso de hilo fuertemente retorcido para lograr un acabado ligeramente rizado.

El crepé se asociaba especialmente con el luto porque, por su particular textura, no combinaba bien con otros tipos de telas como terciopelo, satén, encaje o bordado, lo que lo convertía en una opción exclusiva para este tipo de vestimenta.

Tras un período determinado, el crepé podía ser retirado, lo que se conocía como el "desdén del duelo". A medida que avanzaba el tiempo de luto, el color de la tela se iba aclarando, pasando de negro a tonalidades como gris, malva y blanco, lo que se denominaba "medio duelo". Durante esta etapa, las joyas se limitaban al uso exclusivo de azabache, un material considerado adecuado para la ocasión.

En cuanto a los hombres, su código de vestimenta era más sencillo: simplemente usaban sus trajes oscuros habituales, complementados con guantes negros, sombreros y corbatas. A diferencia de las mujeres, no se esperaba que los niños usaran ropa de luto, aunque en ocasiones las niñas vestían de blanco como símbolo de respeto.

La duración del luto dependía de la relación que se tuviera con el difunto, y se esperaba que los diferentes períodos de duelo reflejaran el tiempo natural del dolor. Las viudas, por ejemplo, debían mantener un luto completo durante dos años, mientras que los viudos solo estaban obligados a llevar luto durante tres meses. Esto se debía a que se suponía que los hombres, como cabeza de familia, debían continuar cumpliendo con sus responsabilidades sociales y familiares, a diferencia de las mujeres, quienes debían respetar un duelo más prolongado.

Alguien debía proporcionar rápidamente ropa a los dolientes. La tienda más grande y reconocida de Londres era Jay’s, ubicada en Regent Street. Inaugurada en 1841, funcionaba como un almacén especializado en vestimenta para el luto, ya que los dolientes debían adquirir ropa nueva para cada fallecimiento (repetir atuendos no era bien visto). Esto convirtió el luto en un negocio lucrativo.

También había otras tradiciones, como la fotografía post mortem, que servía como recuerdo para los familiares. Además, existían joyas, como los guardapelos, en los que se colocaban mechones de cabello de los difuntos para conservar su memoria.





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